lunes, 25 de mayo de 2020

La casa "amar y ya"

La casa "amar y ya"

Un día ocurre una catástrofe. La pandemia se extiende y te prohíben salir de “casa”. ¿Y si no tienes “casa”, qué haces? Sales escopeteada de donde estás en busca de un hogar donde quedarte. Corres y corres y corres y corres hasta introducirte en un profundo bosque a las afueras de la ciudad… Te quedas quieta, respiras, te abrazas al calor de un viejo árbol y sigues. No puedes parar. Ya no. Miras hacia atrás y ves todo lo que quedará tendido en ese instante. Nada volverá a ser igual. Tú jamás volverás siendo la misma por ese sendero, en caso de poder volver… Te sientes pequeña y grande, sola y acompañada. Libre y encarcelada. Perdida y encontrada. Tus piernas continúan pisando tierra, ramas, hojas, naturaleza. Te sumerges en el frondoso enigma que te muestra el camino de la perdición y, es entonces cuando, a lo lejos, percibes una curiosa figura geométrica. Es tu única opción, no te lo piensas dos veces. Te acercas poco a poco, oscilando entre la ansia y la contención. Dudas, acechas y esperas. Gracias a madre luna, logras discernir varias ventanas con diferentes formas y tamaños, el humo de una antigua chimenea y el color amarillento de una puerta de madera. Una casa amarilla en medio de la nada o, mejor dicho, del todo.

Tienes frío, mucho frío y miedo. Estás frente a la puerta. No sabes si tocar. No son horas y… El sonido de un violín cada vez más cerca. Olor a palo santo. Te quedas petrificada, no sabes qué hacer. No sabes si el huir ha sido una mala idea, si has sido una inconsciente y te acabas de meter en la boca del lobo. La puerta se abre de par en par. Te inunda un mar de luces y colores que se transforman en un salón inmenso lleno de cuadros abstractos, espirales, serpientes y casas, muchas casas diminutas por todas partes, y frases ingeniosas y mapas y flores sin identificar y frascos con una infinidad de fragancias. Esparcidos por el espacio se pueden encontrar termos llenos de té con jengibre, cúrcuma, leche de soja y miel; pinturas, lápices y cuadernos repletos de ilustraciones; instrumentos musicales enteros y por partes junto a una caja de herramientas; sacos de dormir y almohadas; calentadores llenos de calcetines calentitos; cajas de música y libros de Borges, Bucay, Camus… Es imposible captar todos los detalles a través de un solo vistazo, un experto observador necesitaría una vida entera para enumerar todos los pequeños secretos que se esconden en cada rincón de la sala con suelo de goma. Es un caos armónico en el que te sientes a gusto, un caos en el que te sientes en “casa”.

Viajas al pasado y recuerdas lo que antes significaba “casa” para tí: era el lugar donde te sentías a salvo, donde podías ser realmente tú, donde te sentías querida.

- ¡Bienvenida a la casa amarilla!

Sales de tus pensamientos y te percatas de que hay un pequeño ser ante tí dándote la bienvenida… ¿La bienvenida? Pero si no sabe ni quien eres. Buscas las palabras adecuadas para explicar por qué has acabado en su salón y…

- Acabo de hacer té.

El hombrecillo se da la vuelta y deja la puerta abierta, dejándote entrar. Entras y cierras. Calidez. Paz. Te preguntas por qué seguirá preparando té si el salón está lleno de termos llenos de té…

- Me gusta tener té caliente.

Parece que te lee el pensamiento. Intentas controlar tus pensamientos. Intento fallido. Te sirve un té en una taza hecha a mano con el dibujo de una luna nueva sobre un bosque inmenso, la mirada de un lobo y una cerradura. Cada elemento de esa casa, incluyendo al dueño, es un misterio, una especie de acertijo… ¿Tendrá llave la cerradura?

- Aprendí a hacer tazas con Anraro, un pequeño gran amigo, un pieza pero buena gente… Hay quien piensa que se gana más dando pena que haciendo arte. Ja, ja, ja.

Es inevitable entrar en el juego de quien te propone el presente. Entras, sin querer, en la corriente atemporal. Dejas de esperar, solamente dejas que llegue.

Así fue como, de la noche a la mañana, empecé a vivir en la casa “amar y ya”.

*El cliente ha decidido compartir el cuento hasta aquí"


Pedido de Tomás Gimeno 


martes, 19 de mayo de 2020

La rosa del viento

La rosa del viento

Hablemos del amor de una madre. 

El amor sin límites, el amor incondicional, el que va más allá de la imaginación.

Estoy segura de que alguna vez en tu vida una madre te ha mirado a los ojos y te ha contado lo que ha significado para ella tener a su garbancito entre sus brazos. Un ser tan frágil, vulnerable y puro que te recuerda que hay que cuidar de las personas como si fuesen la fina capa de hielo que cubre un lago. De pronto, te sientes tan jodidamente feliz como acojonada, responsable y llena de dudas y preguntas. Ya no puedes volver atrás, ese bichito ya forma parte del registro civil de nacimiento del estado, de tu vida y, también, de la historia de la humanidad. Respiras. En esos momentos en los que te pones a pensar que un ser vivo depende única y exclusivamente de tí… Le miras a los ojitos y toda voz queda en silencio, atenta a la melodía de las pieles juntas que se aman.

Eres madre pero aún no lo asimilas. Eres madre como tu madre y como tu abuela y como la madre que parió a tu abuela y, también, a tu bisabuela y, joder… ¡Cuánta madre junta!

Entonces llegan las maravillosas ideas preconcebidas sobre lo que supuestamente tiene o no tiene que ser una madre, la presión de tener que ser la madre perfecta y educar a tu bebé como bien se sabe que hay que educarlo. Porque sabemos muy bien que eso de cometer errores o tener dudas no está bien visto. Entras en el juego por miedo a que una mala decisión le vaya a afectar a tu pequeña. Tú dejas de ser la prioridad, eres la capitana de un barco a la deriva, con el timón en las manos y sin saber cómo llegar a buen puerto…

Las inseguridades bailan con las alegrías, los ataques de risa y las caricias sin fin. Un ser que no sabes de dónde ha llegado hace que, día tras día, te replantees lo que te han metido en la cabeza. La criatura es el instinto con patas sin ley que tiene el lloro como grito de guerra. Si tiene hambre llora, si tiene sueño llora, si se siente sola llora, si le apetece llora y si se caga, caga. La que tiene sueño, pero no llora, eres tú… Los primeros años son un desafío constante, como uno de esos videojuegos en los que cae comida desde el cielo y no puedes dejar que nada toque el suelo pero cae cada vez más y más y más comida y: o corres o estás perdida.

Yo me puse a correr la maratón. Tenía claro que no me iba a quedar atrás y que iba a ser la mejor versión de mí misma, la mejor madre para la mejor hija. Y cuando digo “mejor” no me comparo, me refiero a que voy a ser lo mejor que pueda a cada instante. No más.

La vida es navegación, "el arte de dominar el barco", que algunos definen como "encontrar el camino". El océano no deja a nadie indiferente. Te sacude, te balancea, te amenaza, te susurra, te grita con furia o te mece con el sonido de sus olas más dóciles… Te enseña a agarrarte a la vida con dientes, con garras, con todo. Una vez que demuestras que realmente mereces “encontrar el camino”, las corrientes serán las primeras en ayudarte, en encaminarte, en recordarte que todo lo anterior fue necesario para crecer, para adquirir más consciencia de lo que es ganar, amar, soñar, compartir, para valorar los momentos felices, aquellos que te llenan la barriga de mariposas, fuegos artificiales, colores, cosquillas, esperanzas e ilusiones con purpurina.

No puedo sacarme de la cabeza la tormenta que me dejó al mando de la manada. Papá ya no estaría para los cambios de timón, las noches más frías, los abrazos mágicos que calman las mareas del corazón… Nos quedamos mi piratilla, los cachorros y yo. Cuando caes al vacío te das cuenta de que no hay vacío, de que es una ilusión, de que tú decides si quieres vivir en blanco y negro o en color. La fuerza me venía desde dentro como un geyser, un chorro de vitalidad que nacía de cada abrazo, beso, lametón, trastada o locura. Tenía claro que mis asalvajados y yo llegaríamos a nuestro destino. Al fin y al cabo, las tormentas más grandes se transforman en los arcoirises más resplandecientes, aquellos que te tiñen el alma de tus colores favoritos. Pero esto no lo sabes hasta tiempo después, cuando las olas se calman, los vientos cesan, el sol sale y las noches no pesan.

Pasé años y años intentando capturar la magia fugaz y huidiza de las primeras veces: el primer “mama” de mi hija o “guau” de mis dentados, las primeras gamberradas, los primeros pasos, el primer baile, diente y carcajada. Con la cámara entre las manos soñaba con parar el tiempo, para poder volver a todas y cada una de las estrellas fugaces que inundaban nuestro inmenso cielo, techo del navío que se había convertido en hogar.

Sé cuándo un recuerdo se queda grabado en mi memoria. Lo noto. Me invade un escalofrío. Al principio me entra el frío del miedo, la sensación de ver cómo desaparecen los momentos más felices de mi vida, pero eso dura sólo unos segundos. Inmediatamente me concentro en archivar la estrella fugaz en su carpeta correspondiente para poder acceder a ella el resto de mi vida y me siento agradecida por poder estar llenando tantas y tantas carpetas… 

La noche en la que mi pequeña gran Silke cumplió 9 años, hubo lluvia de estrellas.

Si os contara cuál fue su noveno regalo de cumpleaños no os lo creeríais…

¡UNA BRÚJULA CON LA ROSA DE LOS VIENTOS CAPAZ DE VIAJAR MÁS ALLÁ DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO!

La encontré hace años, un domingo, en el puesto más apartado del Rastro. Una ganga de un solo uso que te permite revivir y compartir algunas de las estrellas fugaces que has ido recopilando desde tu nacimiento con la persona a la que más amas en el universo. Recuerdo las advertencias de Don Anselmo, el vendedor, quien no paraba de repetirme una y otra vez: “El mecanismo se pondrá en marcha únicamente si se monta con la persona que más ama en el universo, sino no funcionará. Se autodestruirá y habrá perdido su oportunidad para siempre. Ya no quedan más dispositivos como éste, señora, no sea imprudente. Recuerde: la persona que más ama en el universo”. No me preocupaba en absoluto. Tenía claro lo que aquel ser de 9 años significaba para mí.

En nuestra manada tenemos un pequeño ritual para recibir regalos… Cerramos los ojos y abrimos la imaginación. Caminamos hasta llegar a un arcoiris y buscamos el tesoro que todo arcoiris esconde. Nos colocamos frente al cofre y agradecemos el haber llegado hasta ahí, sin importar que el cofre se abra o no. La ineludible sonrisa de satisfacción es la señal para recibir el regalo.

Me había costado mucho educar a los cachorros para que no se adelantaran a la pequeña pirata. Les advertí con la mirada y me entendieron. Silke agarró el paquete entre sus manos:

SILKE - Mamá, te juro que esta vez creía que el cofre no se iba a abrir pero no me importaba, los colores eran tan bonitos…

VERDE - No sabes lo orgullosa que estoy de tí, cumpleañera.

Silke abrió el regalo muy lentamente… Le encantaba mantenernos intrigados, expectantes.

SILKE - ¿Para que no me pierda de camino al cole?

VERDE - ¡UNA BRÚJULA CON LA ROSA DE LOS VIENTOS CAPAZ DE VIAJAR MÁS ALLÁ DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO!

SILKE - ¿Qué? ¿La rosa de los vientos? Mamá, ¿Estás bien?

VERDE - Toda brújula contiene una rosa de los vientos Silke, es ese símbolo en forma de flor en el interior, ¿ves?

SILKE - Ah, ¿y para qué es?

VERDE - Indica los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte: norte, sur, este y oeste. Pero ésta no es como las demás, ésta es única y especial, como tú.

SILKE - ¿Y qué tiene de especial?

VERDE - Por ejemplo que la podrás utilizar una sola vez.

SILKE - ¿Una sola vez? Pues vaya…

VERDE - ¿Cuántas veces se vive la vida?

SILKE - Pues ya no lo sé… Porque Lucía dice que cuando nos morimos volvemos a nacer en otro cuerpo y Alfonso dice que nunca nos morimos y la profesora dice que no lo sabe porque cree que aún no se ha muerto y…

VERDE - Ya, cariño, pero aún renaciendo viviríamos otra vida diferente porque nada es igual dos veces. El pozo de peces de nuestro barrio de Aravaca, por ejemplo, nunca es igual. Ni el pozo, ni los peces. O la abuela y sus lentejas. El cielo. Mi pelo. Los chistes de tu tío, la pizarra de tu clase o tú misma. Todo está en constante cambio.

SILKE - Pues entonces… Se vive una vez, ¿no?

VERDE - Hoy decidimos que sí, que cada vida se vive una sola vez… Mañana ya veremos, puede que Lucía, Alfonso y tu profesora tengan novedades interesantes.

SILKE - ¿Y qué tiene que ver eso con que solo podré utilizar mi regalo una vez?

VERDE - Lo que quería que entendieras es que las cosas más maravillosas de este mundo ocurren una sola vez y por eso es tan especial este regalo, Silke, porque lo recordarás para siempre, y mientras lo estés viviendo lo disfrutarás sabiendo que es una experiencia sin igual.

SILKE - Ala… ¿y de qué has dicho que es capaz, mamá?

VERDE - ¡ES CAPAZ DE VIAJAR MÁS ALLÁ DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO!

SILKE - ¡Yummy, yummy!

VERDE - Hija, ¿te acuerdas de cuando Papá y yo nos divorciamos?

SILKE - ¿A qué viene eso?

VERDE - ¿Te acuerdas o no, cariño?

(Silencio).

VERDE - Yo no puedo sacarmelo de la cabeza.

(Silencio)

VERDE - Llevo años esperando este momento, esperando el día en el que tú estuvieses preparada para viajar por tus recuerdos...

SILKE - Mamá, te estás poniendo muy Weird. ¿Qué me quieres decir?

VERDE - Que si está máquina funciona nos liberará de la tormenta Silke, nos permitirá soltar, dejar ir… ¡VOLAR!

SILKE - AH…

VERDE - Pero, para ello, tienes que querer. ¿Quieres que viajemos juntas a las estrellas fugaces que hemos ido recopilando desde tu nacimiento?

SILKE - Sólo si vienes conmigo.

Así comenzó el viaje a las profundidades del alma, donde se esconden las estrellas más brillantes. Hacía tiempo que notaba a mi niña ausente. Un divorcio no es fácil para nadie. La tormenta trajo consigo una ráfaga de emociones. Incomprensión. Tristeza. Rabia. Enfado. Dolor. Impotencia. Miedo. A la pequeña rosa de los vientos le salieron espinas para protegerse, para defenderse de un dolor punzante y desgarrador… Ella no se merecía nada de eso pero tampoco mamá, ni papá, ni los cachorros, ni siquiera la propia embarcación. Nadie se merece o deja de merecer las tormentas, sencillamente llegan y te ponen el barco patas arriba. Mamá estaba tan destrozada y atemorizada como ella, pero jamás lo dijo, estaba demasiado ocupada en cuidar de la flor, tan frágil, tan bella, tan sensible… Las espinas no dejan que el dolor entre, pero, tampoco, que salga. Fueron necesarias en su momento, pero ya no lo son. Silke es una cumpleañera afortunada, está rodeada de otras flores hermosas que le aman sin límites. Es hora de deshacerse de las espinas, del dolor, de las lágrimas encarceladas. Es hora de florecer, de dejar ir, de aceptar, de transformar lo que fue en lo que será. Es hora de viajar hacia las estrellas fugaces que iluminarán un futuro celestial.

Silke puso en marcha la brújula y...

18-11-81, nacimiento de una hija que será madre.

Weird 13.

Escorpio.

“Don't ever let life pass you by”.

Una madre sin poder parar de contemplar la mano de una recién nacida llamada Silke.

La “celestial”, vinculada al cielo, a lo espiritual, lejos de lo terrenal.

American bulldog con cuatro manchas, Dawa de Sagarmatha, enseña la tripita para ser acariciada.

La creación de la manada de seres vulnerables llenos de coraje.

Una niña perro y un perro humano se hacen inseparables.

Los paseos sin fin.

La naturaleza siempre cerca. Inspiración. Paz.

Flores. Muchas flores. De todos los colores.

Rosa. Viento. Rosa. Espina. Rosa. Libre.

Anime, manga, dibujos animados.

Tatuajes, tinta, colores.

Los piececitos de un ser que ha aprendido a caminar…

Candanchú, Nepal, Cercedilla, Laos, Camboya, Islandia, Japón, Holanda, Hong Kong, Viveiro, Madrid...

Montaña, playa, río, cascada, bosque, lago, mar… Perderse para encontrarse.

Arcoíris. Arcoíris. Arcoíris.

Amanecer, atardecer, anochecer… Cómo cambia el color del cielo.

La sonrisa como bandera.

Aravaca es casa. Rivas es casa. Tú eres casa.

Rojo, verde, azul, amarillo, naranja…

Cambios de piel, cambios de look, cambios de humor, cambios de vida.

La imagen abstracta de la tinta diluida que forma dibujos aleatorios en el destino de una madre y una hija que luchan por llenar sus vidas de colores.

Tormentas, rayos y truenos.

Gota. Lluvia. Lágrimas. Frío.

Arcoíris. Carcajadas. Familia. Amor. Calor.

Ostergaards Dorje se suma a la familia.

Los ojitos de Dawa tras comerse un juguete de Silke.

Silke decide dibujar en los perros con rotuladores de colores.

Holi party festival dentro de los corazones weird.

La pequeña traviesa se pinta las uñas por primera vez… Las uñas, los dedos y el pie. Rosa y azul, azul y rosa.

Volar entre las nubes. Sensación de libertad.

La mirada de los cachorros antes de darles una galleta perruna.

Los abrazos de mi niña…

Caramelos Japón de melón.

Nuestras primeras navidades. Un pequeño árbol repleto de regalos para la más querida de la casa.

El primer regalo de Santa Claus: Pepa Pig.

Helado de yogurt con Nutella o helado de vainilla con smarties.

¡Nada de fotos mientras se come!

Esquiar con Silke dentro de su traje rojo y azul… Se nos hace mayor.

Repito: “Nunca dejes que la vida te pase de largo”.

Perros con peluca.

Nuevas gafas. Nuevas realidades.

El esguince interno del ligamento de la rodilla derecha se convierte en obra de arte by Silke. Es ya toda una artista.

Karting con Silke y su enorme casco amarillo. Enorme. Amar y yo...

Baqueira beret.

Un dragón nace en mi espalda, las cabezas de mis perros aparecen en mis piernas, un escorpión en el brazo, flores por todas partes… Entre ellas, la más bella: Silke.

El perro me lame los pies y cada vez me gusta más...

Popi, el nuevo miembro de la familia. Pequeño pero matón.

¡Pío, pío!

Ojazos.

Esperanza verde. Siempre verde y que la vida nos lleve…

Deporte. Surf. Boxeo. Escalada.

¿Algo más? Me apunto.

Dí que sí.

Cuestión de intensidad, no de tiempo.

Pero, ¿qué es el tiempo?

Un camaleón que cambia de color.

¿Quién es el camaleón?

Presente. Presente. Arcoíris.

Arcoíris es vida, hacer lo que realmente amo, cambiar lo que no me gusta, viajar, conocer, explorar, atreverme, quedarme con quien me impulse a volar alto y se una a mi vuelo…

Hasta las estrellas, la luna, la vía láctea… allí donde me encuentro con mis pequeños cada noche.

El amor es la fuerza mayor del universo.

¿Una gota de leche con forma de corazón en la cuchara?

Lo que se va, te hace fuerte… Lo que se queda, también.

Si hablamos de opuestos soy mi propio sol y mi propia luna, deseando siempre convertirme en la mejor versión de mi misma

No te daña lo que te falta, sino la creencia de que lo necesitas.

Lo que te molesta, te da paciencia.

Lo que te da miedo, te enseña a ser valiente.

Lo que odias, te enseña a amar.

Amar te enseña a dejar ir...

No sé amar un poco. No me tomo nada a la mitad. Soy todo o nada.

¡ALWAYS YUMMY!

De pronto todo es tan fácil que asusta…

Claro, ¡el cambio comienza por uno mismo!

El tiempo responde a tus preguntas o hace que ya no te importen las respuestas...

Las personas sensibles sufren más pero aman y sueñan más…

Cierra los ojos. Pide un deseo.

Estoy empezando a confiar en el camino incluso cuando no lo entiendo.

Amor incondicional.

La gran tragedia de la vida no es la muerte. Es dejar de reír, amar, soñar.

Los besos de Silke, los lametones de mis cuadrúpedos, la voz de una madre que nos avisa de que es la hora de comer, el apoyo de los más cercanos…

El deseo de querer hacerlo todo bien. La belleza de la imperfección y la sabiduría del que sabe perdonar.

Perdonar las tormentas. Perdonar lo ineludible, lo impredecible, lo inesperado. Perdonar las decisiones tomadas, los errores cometidos... Aceptar y agradecer.

Despedirse de las espinas para dar lugar a más pétalos.

Olor a unión, a amor de madre.

Siempre habrá un cofre esperando bajo el arcoiris.

Escuchar la canción de amor que no para de latir en el interior de una madre que no piensa en otra cosa que en hacer feliz a una cumpleañera con una brújula en las manos.

Una niña de 9 años coge el timón.

Un barco llega a buen puerto.

La manada está a salvo.

No hay madre perfecta. No hay hija perfecta. No hay padre perfecto.

Lo “perfecto” es un invento del ser humano para mejorar, una dirección, una brújula.

Cometemos errores. Tenemos dudas. Fallamos. Nos equivocamos.

Pero qué aburrida sería una vida sin tormentas.

No existirían los arcoírises, ni los colores intensos, ni los tesoros escondidos, ni las rosas de los vientos.

-



Pedido de Sarah Carrillo 

"1. Protagonista es una maravilloso ser que se llama Silke de 9 años.
2. Objetivo, llegar a entender que no es malo que tus padre se divorciasen.
3. No entender las emociones que la surgen, entonces no sabe como expresar sus sentimientos para sentrse mejor.
4. Todo transcurre durante un maravilloso viaje.
5. Fin feliz".





lunes, 18 de mayo de 2020

¡VIVIR DEL CUENTO!

¡VIVIR DEL CUENTO!

¿QUÉ ES ESO DE "VIVIR DEL CUENTO"? 

Es la metamorfosis de la iniciativa que nació como respuesta al confinamiento con el fin de compartir ideas, creatividad, historias, arte, ilusión. 

Te Cuento Tus Cuentos seguirá funcionando de la misma forma pero, a partir de ahora, los pedidos tendrán precio.

¿EN QUÉ CONSISTE? 

Escribiré el texto que me solicites, transformando tus ideas en palabras. 

¿QUÉ NECESITO para elaborar el texto personalizado?

  1. Qué tipo de texto quieres: cuento, ensayo, mito, poesía, teatro, leyenda, artículo periodístico, texto filosófico, novela, panfleto, fábula, microrrelato, monólogo, carta, biografía, crítica, entremés, epílogo, guion cinematográfico, escena para videobook, haiku, sinopsis, desarrollo de una idea ya empezada… Elige entre los géneros literarios que ya existen o invéntate uno nuevo (añadiendo en qué consiste, por supuesto). 
  2. Cuáles son los elementos que quieres que aparezcan en tu texto.
  3. Cualquier detalle que quieras incluir como preferencias, estilo, palabras que quieras que utilice… 
  4. Imágenes, fotografías, canciones, etc... en las que quieres que se inspire el texto.

¡TODO LO QUE CREAS QUE ME VA A AYUDAR A ESCRIBIR ESO QUE TIENES EN MENTE!

¿PRECIO?

Desde 10 euros...

Variará en función del pedido, dependiendo de la extensión, la dificultad y el trabajo de investigación que requiera.

Envíame tu pedido y yo te responderé con el precio. Es negociable y, evidentemente, justo para ambas partes. 

Si no dispones de recursos económicos pero realmente deseas un texto personalizado solamente me lo tienes que decir y yo estaré encantada de regalártelo.

¿QUÉ HACER PARA RECIBIR TU PEDIDO? 

Enviar un correo a: te.cuento.tus.cuentos@gmail.com

¿QUÉ INCLUIR EN EL CORREO?

1. Nombre y apellidos de la persona que solicita el texto.

2. Lo que explico en el apartado “¿QUÉ NECESITO para elaborar el texto personalizado?”: tipo de texto, elementos que quiero que aparezcan, detalles, estilo, referencias, imágenes, canciones, etc. ¡TODO LO QUE CREAS QUE ME VA A AYUDAR A ESCRIBIR ESO QUE TIENES EN MENTE!

¡Recibirás tu cuento en el menor tiempo posible!

*Existe la opción de “PEDIDO EXPRESS”, con coste añadido*

¿QUIÉN ES LA CREADORA DE “TE CUENTO TUS CUENTOS”?

ILARGI ZABALETA BERGARA

Actriz, presentadora, escritora, dinamizadora, organizadora de eventos/ proyectos/ festivales, profesora de teatro y una de las coordinadoras de la asociación La CaSa AMaRilla.


Desde muy pequeña se sumerge en el mundo de las artes escénicas, formando parte de la compañía “Baidefeis” en el País Vasco. A los 18 años se muda a Madrid para especializarse en interpretación, cuerpo y voz, formándose en la universidad TAI, el Centro de Investigación Teatral de Carlos Silveira, Jamming Teatro, La Joven Compañía, Residui Teatro. Lo complementa con baile, lucha escénica, dramaturgia, dirección, música, acrobacia, clown… Graba más de 15 cortos y participa, con papel protagonista, en dos webseries. Realiza teatro de calle, teatro improvisado, comunitario y social, microteatro, teatro en escenarios convencionales... Comienza a participar en proyectos teatrales internacionales (Italia, Nepal, República Checa, etc) que defienden el arte como herramienta de transformación personal y comunitaria. Asimismo, ejerce de profesora de teatro para niños y adultos. Es creadora del festival Nomadance 2019 junto con Tomás Gimeno. Actualmente, forma parte del equipo de la casa amarilla, con el fin de generar iniciativas, proyectos, espacios y actividades que promuevan el arte, la igualdad dentro de la diferencia, el amor, el respeto, el encuentro y la naturaleza. 


Correo electrónico: Ilargibergara@gmail.com

jueves, 14 de mayo de 2020

“ALTUNTÚN ROJO”

“ALTUNTÚN ROJO”

El estrecho de Gibraltar es el lugar por donde se produce la unión natural de dos masas de agua: el mar Mediterráneo y el océano Atlántico; la separación entre dos continentes: Europa y África; el límite del mundo para los griegos; el encuentro entre dos almas incomprendidas.

Tilikum era la orca más pequeña de la manada. No era como los demás. Tenía manchas blancas por todo el cuerpo, no le gustaba la caza y no era capaz de permanecer sumergido más de 5 minutos. Era el hazmereir, el “blanco” perfecto, el raro. Su madre le repetía a diario lo especial que era y lo mucho que valía. Su padre hacía como si no pasara nada, para él todo estaba bien siempre, pasara lo que pasara. Quería que su hijo fuera el mejor cazador de su manada y que lograra el reconocimiento que él se había ganado a su edad. Solamente hablaba con él para meterle presión, para decirle que se esforzará más y más. Nunca era suficiente.

Itziar era la más sensible de la cuadrilla. No era como las demás. Tenía una forma de ver el mundo que le alejaba de lo convencional, no le gustaba sentirse parte de una especie que se dedicaba a destruir el planeta y no era capaz de permanecer rodeada de personas que fingían ser algo que no eran. Era el foco de todas las miradas con ganas de dañar, la “exagerada”, la rara. Su madre le repetía a diario lo especial que era y lo mucho que valía. Su padre estaba a lo suyo, nunca opinaba, parecía estar demasiado ocupado en su vida. Se acabó separando de ellas para seguir encerrado en su burbuja, sin querer mirar más allá, evitando cualquier tipo de malestar, preocupación o conflicto. Solamente hablaba con ella para lo justo y necesario y, a veces, ni eso.

Ambos tenían sueños, deseos, anhelos. Querían viajar, ver mundo, descubrir sus límites, ponerse a prueba, fracasar y aprender, conocer a otro ser “diferente” para sentirse menos fuera de lugar.

Tilikum dejó la manada aprovechando el momento de caza. Era el momento idóneo, ya que todos tenían la atención en que la estrategia fuese infalible y no había ni una milésima de segundo para pensar en otra cosa. Miró a su madre de lejos… Era la hembra más bella de la manada, conocida por su gran aleta dorsal y la perfección de sus dos manchas blancas que resaltaban su noble mirada. Se le hubiera caído una lágrima de no haber estado bajo el mar. No sabía cuándo volvería.

Itziar dudó entre inventarse una excusa para dejar tranquila a su madre o escaparse directamente. Optó por lo segundo. Estaba demasiado cansada como para mentir. Hizo la mochila, se despidió de sus queridas mascotas y se fue, aprovechando que su madre estaba trabajando. Su madre era una mujer ejemplar, luchadora. Tenía un corazón de oro. Ella le había enseñado que esperar no era la mejor forma de ser libre.

Los dos tomaron el mismo rumbo por una misma razón: el atún rojo. Les apasionaba. Para él comer atún rojo era rebelarse contra la caza, lo más parecido a ser vegano, hacía que no se sintiera culpable por lo que comía. Para ella era tradición, desde niña se había convertido en la fan número uno de la receta de su abuela: atún con berenjena, tomate y patatas. Era el punto débil de los dos. Se sentían comprendidos por el atún. Las preocupaciones desaparecían en un abrir y cerrar de boca.

Itziar llegó a Tarifa y lo primero que hizo fue comprarse un pincho de atún rojo con berenjena, tomate y patatas en uno de los bares de la costa. Se sentó en una roca situada a la orilla del mar.

¿Conocéis la sensación de estar más acompañada que nunca sin nadie alrededor? Pues eso le sucedía a ella. El ruído que provenía del exterior en su día a día le impedía estar con ella misma.

Se repetía en voz baja una y otra vez: “Siempre que dudes de lo lejos que puedes llegar… Solo recuerda lo lejos que has llegado. Recuerda todo lo que has enfrentado, todas las batallas que has ganado y todos los temores que has superado. Lo único que vale es creer en tí”.

Tilikum nadaba con la sensación de estar libre. Daba giros, saltaba, gritaba de alegría. Soñaba que era Hércules en su décimo trabajo, a punto de derrotar al monstruo Gerión, coger los bueyes y llevarlos a Micenas. Se sentía más grande que nunca. De pronto le llegó un olor a… ¿ATÚN ROJO? No se lo podía creer. La aventura no podía ir a mejor…

Itziar estaba a punto de darle el primer mordisco a su capricho cuando, un cetáceo dentado cuatro veces más grande que ella, se lo quitó de las manos. Se quedó totalmente paralizada. Se había sentido amenazada muchas veces, pero esta adrenalina no tenía ni punto de comparación.

“Tus nervios hallarán la muerte, tus miedos la paz”. Sentía que no tenía nada que perder y se quedó quieta, observando cómo un bicho gigantesco engullía su pincho…

Esa noche la pasó en un hostal barato. Se quedaría ahí hasta encontrar su lugar. Quizás un “Workaway”, un trabajillo y un piso barato o a saber. No tenía prisa, quería dejarse sorprender.

Tilikum no pegó ojo. No sabía qué le habían echado a ese atún pero estaba demasiado bueno. No podía dejar de pensar en que quería más… Le rugían las tripas pero se negaba a cazar. Él era una orca vegana y no pensaba saltarse sus principios.

Al día siguiente, a la joven se le ocurrió volver a repetir el plan fallido: pedir el pincho que no pudo saborear en la misma roca situada a la orilla del mar…

El hambriento animal pudo percibir el olor a atún desde donde estaba y, zás, otro pincho menos para Itziar.

Estaba harta de que siempre le quitasen lo que más quería, de que no pudiese disfrutar de los placeres que creía que se merecía y se le fue de las manos. Se puso de pie y empezó a gritarle al animal:

ITZIAR - ¡LADRÓN DE CAPRICHOS, OJALÁ TE PONGAN UN CORCHO EN EL AGUJERO POR EL QUE RESPIRAS Y TE ATRAGANTES!

El animal desapareció. Ella se hizo bola y empezó a llorar y a llorar. No podía parar. A ese ritmo iba a subir hasta la marea. Tilikum escuchó los sollozos de la chica. Estaba haciéndole a una pobre indefensa lo mismo que a él le habían estado haciendo durante años. Qué vergüenza.

Se sumergió en las profundidades del mar, aún sabiendo que aguantaba poco tiempo debajo del agua, y salió con una perla brillante como signo de arrepentimiento… Itziar no se lo podía creer. No había bebido, ni fumado, ni… Pero estaba alucinando. Joder. Lo que le faltaba, una esquizofrenia paranoide. Pues ya que estaba flipándolo decidió que lo mejor era disfrutar. Alargó la mano y cogió la perla.

ITZIAR - A ver si te piensas que una perla compensa dos pinchos de atún rojo con berenjena, tomate y patatas…

El animal seguía ahí. Quieto. Mirándola fijamente.

ITZIAR - ¿Qué miras, eh? ¿Tú también crees que soy rara? Pues que sepas que es la primera vez que tendrías razones para pensarlo.

Lanzó un chorro de agua por el agujero.

ITZIAR - ¿Y tú, qué eres? ¿Una ballena blanca, un delfín gordo o una orca descolorida?

Se acercó a su enorme cabeza y descubrió que las orcas tienen los ojos minúsculos… Los ojos de Tilikum, en concreto, eran brillantes, llenos de vida y juventud. Le intentó acariciar pero se resbaló y cayó al mar. La orca le subió a su lomo y ella, por instinto, se agarró de la aleta.

Se sintieron libres. Estaban desobedeciendo, haciendo lo que les daba la gana, arriesgando. Eso era vida. Decidir sin pensar, sencillamente reaccionar y soltar la carga de normas, prohibiciones y supuestos que cumplir…

ITZIAR - ¡Te perdono a cambio de una vuelta!

Él se sintió fuerte, útil y aceptado por primera vez en su vida y, ella, dueña de sus impulsos.

Tilikum nadó lo más veloz que pudo para sorprender a su nueva amiga. Itziar confiaba en él y se dejó llevar… A lo lejos divisaron una pequeña isla.

ITZIAR - ¡Vamos a la isla del tesoro!

Era una isla con un encanto especial. Era diferente. La bautizaron como “La isla de los incomprendidos”. Poco a poco la fueron decorando, personalizando. Crearon un espacio para que pudieran ir todos aquellos seres del universo que se sintieran fuera de lugar. Aparecieron canguros que habían olvidado saltar, extraterrestres con OVNI-s sin gasolina, koalas con alergia a los árboles, erizos sin pinchos, piratas que se negaban a saquear, tiburones con intolerancia a la sangre, gaviotas sin pico, Nemo sin su padre, una bruja sin escoba, la bella durmiente con insomnio, una profesora que había perdido la ilusión de enseñar, un boxeador sin poder protegerse las manos con guantes por la dermatitis, el ratoncito Pérez saturado de tanto pedido, caperucita roja con su capa descolorida, el Joker con ganas de hacer el bien, un par de concursantes del reality supervivientes 2020 que se habían confundido de isla, un camaleón sin camuflaje, un loro mudo, un niño sin familia, un escorpión sin veneno, un vampiro fanático del ajo, un mosquito que se negaba a picar, un político en contra de la corrupción, una babosa sin baba, David Bisbal sin rizos, una araña sin tela, una mujer desahuciada… y, para sorpresa de todos, ¡el dueño del bar de los pinchos de atún con berenjena, tomate y patatas!

Juntos construimos un paraíso con un chiringuito para satisfacer el gusto de cualquier incomprendido.

Tilikum e Itziar se volvieron inseparables. Uña y carne. Después de un tiempo decidieron volver a donde se encontraban sus familias para contarles cómo habían acabado en un paraíso donde, por fín, se sentían en casa. Fue precioso el momento en el que mamá orca y mamá Itzi se conocieron tomando un daiquiri en el bar de "ALTUNTÚN ROJO".

En la isla aprendes que vivir plenamente es sentir que estás teniendo una alucinación sin fin que te lleva de un lado para otro, hacia el bienestar, el amor y la felicidad.

“Somos sonrisas, lágrimas, kilos, palabras, virtudes, defectos. Solo eso, seres que buscan su lugar en la isla de los incomprendidos”.


-

La especie, como característica distintiva, posee una aleta dorsal muy larga que llega a medir hasta 1,8 metros.

La especie, como característica distintiva, posee capacidades mentales que le permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, lógicas, matemáticas, escritura, música, ciencia y tecnología.

Presenta una coloración blanca y negra que se distribuye de manera particular, la cual es propia de cada individuo y permite distinguirlo de los demás. 

Presenta una coloración que varía entre casi negro y casi blanco, que se distribuye de manera particular dependiendo de la concentración de melanina, la cual es propia de cada individuo y permite distinguirlo de los demás.

Los individuos de la especie forman estructuras sociales complejas y se organizan en grupos matrilineales; para facilitar la socialización utilizan un método de comunicación sofisticado. 

Los individuos de la especie forman estructuras sociales complejas y se organizan en grupos patrilineales; para facilitar la socialización utilizan un método de comunicación sofisticado.

Desde la antigüedad, se le ha considerado un animal feroz y peligroso. 

Desde la antigüedad, se ha considerado superior al animal.

Esa imagen empezó a cambiar desde la década de 1960, al observarse que los primeros animales en cautiverio se comportaban dócilmente y no intentaban agredir a los humanos. 

Esa imagen jamás cambió y, con el tiempo, el desarrollo tecnológico, científico y social les permitió tener más control sobre lo que definieron como “animales”, intentando domesticar y lograr comportamientos dóciles para utilizarlos a favor de sus intereses.

Se han registrado muy pocos ataques a humanos por parte de individuos en libertad, sin ninguna muerte; sin embargo, los ejemplares en cautiverio, probablemente debido al estrés que les causa la situación, se han cobrado algunas víctimas.

Se han registrado muy pocos ataques a orcas por parte de individuos en libertad, sin ninguna muerte; sin embargo, no hay que fiarse de lo que registra el ser humano de sí mismo...

Las orcas se distribuyen en todos los océanos del mundo, desde las aguas polares hasta las tropicales, aunque suelen preferir aguas frías y templadas.

Los homo sapiens se distribuyen por todo el mundo, desde donde les apetece hasta donde les da la gana, aunque suelen preferir zonas con condiciones de vida privilegiadas.

Llegan a internarse hasta el mar Mediterráneo. Concretamente, en el estrecho de Gibraltar existen varias familias de orcas residentes que se alimentan del atún rojo.

Llegan a establecerse a las orillas del mar Mediterráneo. Concretamente, en Tarifa existen varias familias de humanos residentes que se alimentan del atún rojo.


Pedido de Itziar Heras

"Itziar Heras
Orca
Mar
Resiliencia
Libertad
Crecimiento".

“Soy actor” | Álvaro Morato | TEDxReyJuanCarlosUniversity

“Soy actor” | Álvaro Morato | TEDxReyJuanCarlosUniversity 

- Hola, mi nombre es Álvaro y soy actor.

En este momento habrá personas que piensen “¡bua, qué tío más guay, es actor!”, otros que se cuestionen “¿qué coño quiere decir con eso de “soy actor”?” o que me juzguen pensando “¿pero éste quién se ha creído que es?”. Responderé a esas tres opciones. Ah, y también a la de: “¿Pero, en serio, este niñato se cree que sólo existen esas tres opciones?”.

Empecemos por: “¿Qué coño quiere decir con eso de “soy actor”?”...

Según la RAE, la palabra “actor” significa:

“1. m. y f. Persona que interpreta un papel en una obra teatral, cinematográfica, radiofónica o televisiva.

2. m. y f. coloq. Persona que exagera o finge.”

Qué, traducido a nuestra lengua, sería: “todo el puto el mundo”. Es decir, que todo el mundo es actor y, por consiguiente, nadie lo es.

Y con esta paradoja introduzco lo que, para mí, es ser actor y por lo que hoy estoy aquí:

Hay una historia detrás de cada persona. Un historia que explica cómo ha llegado a ser quien es. Eso es lo primero que tiene que saber un actor.

El protagonista de esta historia se llama Álvaro. Su objetivo en la vida: ser actor. ¿Dificultad del personaje? Nadie le da la oportunidad de hacer una prueba y, eso, le lleva a pensar en otras opciones, plantearse si merece la pena seguir o si es mejor “rendirse” y dedicarse a otra cosa más estable, accesible y fácil.

¿”Rendirse”? Álvaro siempre pone esta palabra entrecomillada porque no existe en su diccionario. Un actor no sabe lo que es rendirse porque no se plantea otra cosa que ser actor, no hay más. Hará lo que sea por lo que desea, día tras día, hasta el último de sus días.

Bukowski decía: “La dedicación sin talento es inútil. Todos se engañan pensando que lo tienen, pero no. El talento es un disparo en la oscuridad”. Yo os digo que el talento es la dedicación. Y la dedicación es pasión, perseverancia, trabajo y, a veces, locura. El loco que persiste en su locura es el único que llega a sabio. El loco que persiste en su locura es el único que llega a ser lo que realmente quiere ser. El loco es el protagonista de esta historia, quien después de mucha lucha, finalmente, se presenta ante el público como actor.

Pero, tranquilos, no he venido a hablar de lo maravilloso que es llegar a ser actor, ni de los 5 pasos que tenéis que seguir para cumplir vuestros sueños, ni de lo que debéis hacer para creer en vosotros mismos, lograr lo imposible, hacer vuestros sueños realidad, cambiar el mundo…

He venido a hablaros de lo verdaderamente complejo que es ser actor.

¿Qué a logrado Álvaro exactamente? ¿Cuál es la línea entre ser actor y no serlo? ¿Cuándo empiezas a serlo y cuándo dejas de serlo? ¿Ha cambiado algo en el protagonista? ¿Qué?

Todas esas preguntas están relacionadas con: “¿Pero éste quién se ha creído que es?”...

Álvaro no ha logrado ser actor. Álvaro siempre ha sido actor. Se es actor cuando uno se deja la piel por serlo y se deja de ser actor cuando uno se acomoda. No considero “actor” a quien se siente del todo cómodo en el escenario o ante la cámara pues, como en la vida, el actor tiene que arriesgar una vez tras otra, durante todos y cada uno de los días de su vida. El protagonista ha cambiado la perspectiva de lo que, en un principio, era su objetivo en la vida, porque si Álvaro deseaba ser actor pero siempre lo ha sido… ¿Qué ha logrado?

Ha logrado darse cuenta de que lo más importante es apostar.

Apostar por ser quien realmente es, sacando a luz sus debilidades, inseguridades, miedos, vergüenzas y maldades junto con sus fortalezas, habilidades, sueños, sonrisas y benevolencias.

Apostar por desear siempre lo mismo. En cada instante de la vida en el que te brindan la oportunidad de pedir un deseo en voz baja, por si no se cumple, en todos sus cumpleaños, cada vez que ha tirado una moneda a un pozo, cada vez que ha soñado con el genio de la lámpara, cada vez que ha rezado en secreto cuando sentía que su deseo se alejaba de él…

Apostar por la constancia, el esfuerzo y el trabajo. Dedicación. Sed insaciable por aprender, crecer, mejorar.

Apostar por una locura que la mayoría tacha por imposible, ingenua e inaccesible.

Apostar una vida, pues cuando uno toma este camino no hay vuelta atrás.

Lo que no sabía era que al apostar iba a ganar algo mucho más grande que el “ser actor”.

Se convirtió en su mejor cómplice y supo que, por encima de cualquier etiqueta, Álvaro es el que defiende que los instintos son más honestos que los pensamientos; el amante de los mini bomboncitos escondidos en cada ventana de los calendarios navideños; el loco disfrazado de loro; el hombre que ama la lluvia; el mejor amigo de los animales, sobre todo de los perros peludos y de los conejos madrugadores; el culo inquieto que no para de saltar o escalar sin saber por qué; el que lo da todo por su familia, siendo sus padres una fuente de inspiración de la que no deja de beber; el enamoradizo con sonrisa tímida y juguetona; el soñador, el romántico, el cara de niño bueno; el que si quiere, quiere con todo; el que prefiere escribir en inglés sus publicaciones de instagram; el luchador exigente con zapatillas rojas que no cree en rendiciones; el diferente, el que no quiere pasar desapercibido, al que le aburre lo “normal”; el sensible con ojos hermosos; el mejor hermano mayor y el hijo más querido; el fiestero bailongo que piensa que el éxito es fruto del trabajo duro; el del Powerade azul y el arroz tres delicias con rollito de primavera y salsa roja; el que se opone a ser lo que la gente espera; el de las 1001 primas; el de la play, el fat food y el Parkour a ratos; el del corazón de oro; el de “¡actúa antes de pensar!”; el chico con un nombre que significa “guardián” o “defensor total”; el ser de luz lleno de fuerza, ilusiones, pasión; el cabezota, guasón, comprometido y trabajador; el que sabe encontrar las cosquillas; el amigo de sus amigos; el que sabe lo que quiere; el que elige siempre el camino más complicado; el farandulero, el juglar, el intérprete, el personaje, el protagonista, el actor; el que se ha creído que es.

“¡Bua, qué tío más guay, es actor!”

Sí, Álvaro es actor, pero es mucho más y, todo eso, lo ha logrado por apostar. Porque cuando apuestas por lo que realmente deseas y no dejas de caminar hacia el mismo objetivo, tarde o temprano llegarás, y llegarás rodeado de todo aquello que te hará feliz el resto de tu vida: personas especiales que se vuelven familia, una colección inmensa de recuerdos que alimentan el alma, travesuras secretas, errores garrafales y lecciones magistrales, descubrimientos, historias de amor, casualidades, causalidades, serendipias, miradas eternas, placeres íntimos, sensaciones inolvidables y, sobre todo, el amor incondicional de una hermana.

Y en cuanto a “¿Pero, en serio, este niñato se cree que sólo existen esas tres opciones entre tanta gente?”... Evidentemente no, pero el tiempo es limitado y, repito una última vez, hay que APOSTAR. Y, yo, hoy, he apostado por esas tres opciones.

Ha sido un placer. Gracias.


Pedido de Elena Morato

"1-PROTAGONISTA: Álvaro. 
2-SU OBJETIVO EN LA VIDA: ser actor. 
3-DIFICULTAD DEL PERSONAJE: Nadie le da la oportunidad de hacer una prueba. 
4-Piensa otras opciones, piensa en rendirse y dedicarse a otra cosa. 
5-Después de mucha lucha, finalmente lo consigue." 



martes, 12 de mayo de 2020

"LA GLORIETA DEL SALÓN, NÚMERO VENTE"

"LA GLORIETA DEL SALÓN, NÚMERO VENTE"

Nunca me había llevado bien con mi hermana pequeña. Aún es una cría de 7 años. Como os podréis imaginar, de poco se entera. A esa edad, las niñas de hoy en día solamente piensan en llamar la atención, jugar con la tablet y encajar dentro de la clase. Horrible. Yo intento acercarme lo menos posible para que no me contagie su carácter infantiloide.
Susana no para de repetirme que tengo que querer a mi hermana. Ella es la irresponsable que nos ha tenido con dos padres diferentes. Uno peor que el otro. Parece que le gusta superarse.
Vivimos en un piso de 45 metros cuadrados en el que nunca estoy. Me he encargado de construir una familia fuera y siento que mi verdadera “casa” está donde ellos vayan.
La gente pregunta mucho. Le encanta meter el hocico en cualquier conflicto ajeno para olvidarse por un instante de la mierda de vidas que tienen.
“¿Y tú padre, Vicky? Nunca le he visto”.
“No serás una huerfanita, ¿verdad?”.
“¿No le has preguntado dónde está a tu madre?”.
“Lo que quieres es dar pena”.
“Joder, qué putada, ¿no?”.
“Sonríe, sé fuerte, tú puedes”.
“¿En serio que nunca has visto a tu padre? ¿Nunca, nunca?”.
“¿No le echas de menos?”.
La intensidad de la ostia que se llevan los preguntones depende de los porros que me haya fumado esa mañana, de la resaca y de cuánto me han tocado el coño durante el día.
Cuantos más años cumplo, menos escrúpulos, menos paciencia, más ostias.
Es obvio que no se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido.
Yo nunca he sido de preguntar y Susana nunca ha sido de responder. La distancia entre las personas no se mide en metros, se mide en verdades, en confianza y en hechos. Entiendo que si ella no ha sacado el tema en todo este tiempo es por algo.
“¿Pero en serio que no quieres saber nada de tu padre?”.
Aquel 13 de marzo tuve mi primera noticia sobre él: “Vicky, tu padre a muerto”.
La que murió en ese momento fui yo. Yo y todas mis corazas. La de “no me importa”. La de “no se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido”. La de “ese hombre no es mi padre”.
Empecé a marearme, a ver borroso… Sin decir palabra me encerré en mi habitación.
Llevo 28 días sin salir de mi habitación. Es increíble cómo la supuesta tragedia se vuelve comedia cuando parece que nada puede ir a peor: me encerré en mi habitación y dieron orden de quedarse en casa por una supuesta pandemia mundial...
Sentía un vacío enorme que intenté llenar con mariguana, el tequila que guardaba en mi habitación para ocasiones especiales, la melodía de mis canciones favoritas, los audios de mis colegas… Los primeros días los viví entre gritos de odio, puñetazos y paseos de un metro cuadrado. Solamente salía cuando ellas dormían para ir al baño y a la cocina. Fin.
Mi océano de lágrimas quedó desierto. Me quedé sin voz, cosa que alegró a los vecinos. Me quedé sin fuerzas. Quieta. Tirada en el suelo mirando hacia ninguna parte.
Recuerdo el ruido de los pasos de un ángel. Recuerdo la voz de una niña pequeña. Recuerdo cómo, de pronto, algo apareció por debajo de la puerta: una carta desde “la glorieta del salón, número vente”. Esa gilipollez solamente podía venir de la niñata. Abrí la carta y me mareé con la cantidad de colores, soles y corazones. En medio había una casa y, dentro, ella, Susana y yo. Encima del tejado: “Vicky, no sé qué estarás haciendo dentro de tu habitación tanto tiempo pero tu tata te echa de menos”.
Rompí el dibujo y lo devolví por donde había entrado.
Subestime la cabezonería de la cría de 7 años. Al día siguiente, a la misma hora, volvió a aparecer otra carta aún más colorida. Esta vez la casa se veía por dentro. Por un lado, estaba el salón y, por otro, mi habitación. Había diseñado una especie de laberinto que llegaba desde mi habitación hasta el salón: “Mamá dice que te has perdido en el laberinto, pero aquí te dejo las instrucciones para llegar a donde te estaremos esperando siempre, te queremos Vicky”.
Día tras día, recibía una sorpresa por debajo de la puerta. Día tras día, las rompía y devolvía por donde habían entrado. Se volvió costumbre. El ser humano tiene una capacidad de adaptación sin igual.
No supe valorar. Estaba demasiado cerrada en mí. Mi familia me estaba ofreciendo su alma en cada una de esas cartas y yo la fui desgarrando a trozos.
Y cuando rompes te das cuenta de lo frágil que era.
En la última carta no había soles, ni colores, ni corazones. Solamente una frase: “Mamá está enferma”.



Pedido de anónimo bajo el seudónimo "Vicky"

"1. Protagonista: Vicky.
2. Tiene una hermana pequeña a la que no aguanta porque es una cría de siete años.
3. Le informan de que su padre ha muerto.
4. Se encierra en su habitación durante mucho tiempo y justo es lo de la cuarentena.
5. El cuento acaba cuando su madre enferma.

Gracias. Gracias. Gracias. Gracias niña linda."






sábado, 9 de mayo de 2020

LOS ABRAZOS BONITOS

LOS ABRAZOS BONITOS

Un pedido simultáneo me llega desde las dos orillas del Atlántico.

Nunca antes había hecho la conexión entre el dibujo que forman Latinoamérica y África en el mapa satelital y la copa de Rubin.

Es un ejemplo perfecto de ilusiones de figura y fondo, en las que hay ambigüedad porque, entre dos imágenes con una frontera común, cada una de ellas puede ser la figura o el fondo, como en este caso ocurre con la copa y las dos caras mirándose: las dos caras de un mismo ser dividido en dos cuerpos de mujer. 

Ambas nacieron el 29 de abril, día internacional de la danza. Desarrollaron una pasión irrefrenable por la expresión, la creatividad y el conocimiento en todas sus facetas. Eran ambiciosas en su trabajo por lograr el equilibrio entre el cuerpo, la mente y las emociones.

Neferet nació en Río de Janeiro, Brasil y, tras estudiar danza en el Conservatorio Theatro Municipal Río de Janeiro, se mudó a Madrid.

Lana nació en Madrid, España y, tras estudiar danza en el Real Conservatorio Profesional de Madrid, se mudó a Río de Janeiro.

Tuvieron vidas paralelas. Contaron con el apoyo de una madre que les inculcó valores humanos basados en el amor, el respeto y el trabajo. Puso todo su amor en ponerles la vida más bonita. Les heredó una sonrisa infinita con la que enfrentar cualquier dificultad. Eran valientes, luchadoras, constantes. Sabían lo que querían y cómo lo querían. No pasaban desapercibidas. Decidían cuándo pisar fuerte y cuándo soltar el timón para dejarse llevar hasta que, un buen día, llegaron a la isla de la nueva vida. Estaban embarazadas. Estaban acompañadas. Estaban felices.

El parto llegó sin avisar, en el momento menos esperado, como todo lo bueno que ocurre en la vida. Tener al pequeño en brazos detuvo el tiempo de las dos jóvenes bailarinas, que se transformaron en madres bailarinas.

Dos madres bailarinas que tenían la sensación de pertenecer a otra época porque durante siglos y siglos y siglos habían caído en el mismo error de desear lo que no tenían, de querer y no arriesgar. El mismo sueño les aparecía a las 00:00 de cada 29 de abril de la historia de la humanidad. El mismo sueño que unía los dos cuerpos de mujer en un mismo ser con dos caras. El sueño les permitía atravesar el Atlántico para encarnar la vida de la cara opuesta. Saboreaban la sensación de tener aquello que les faltaba, sin darse cuenta de que lo único que necesitaban era poder soñar con su propia vida. Esa era la llave para abrir la jaula, para salir de la reencarnación eterna.

Cuando una no juega con todo, o se queda a medias o pierde.

Durante siglos y siglos y siglos...

Neferet tuvo al pequeño Thiago. Su vida dio un giro de 360 grados. Su exigente profesión de bailarina, coreógrafa y profesora tenía que complementarse con su maternidad. La prioridad: su hijo. Nunca era suficiente, siempre podía esforzarse un poco más. La responsabilidad era casi tan grande como la exigencia. Neferet nunca se quejaba, decía poder con todo y así fue. En su interior guardaba una fuente interminable de energía de la que pudieron beber todos y cada uno de sus alumnos. Su inmensa sonrisa se convirtió en su marca personal. Con ella era capaz de devolver la confianza e ilusión de quien las había perdido, la visión del que no se atrevía a ver, el permiso para llevar a cabo las pasiones prohibidas, la valentía del cobarde, la picardía del vergonzoso, la alegría de quien no paraba de llorar… No fue fácil.

Durante siglos y siglos y siglos...

Lana tuvo al pequeño Thiago. Su vida dio un giro de 360 grados. A las pocas horas del parto sintió un fuerte dolor de espalda. Sesenta días después estaba en silla de ruedas. Sus piernas no respondían. Sufrió una paraplejia aguda. Según el informe hospitalario la parálisis fue consecuencia de un procedimiento de punción epidural para la anestesia por parto. No perdió la esperanza, ni la fuerza, ni la alegría de ver su sonrisa reflejada en los diminutos ojitos de su recién nacido. Lo que más le gustaba era cantarle, acariciarle la piel, imaginar en voz alta lo feliz que iba a ser su hijo. Anhelaba la danza, los escenarios, la vida del artista pero, a cambio, disponía de todo su tiempo. Dejó de sentirse como un pájaro sin alas, encontrando otra manera de volar… No fue fácil.

Neferet convirtió la danza en herramienta para ganar el dinero que necesitaba si quería seguir en contacto con su pasión mientras su hijo gozaba de una vida sin preocupaciones. 

Lana convirtió la danza en el amuleto que le hizo volar alto, más alto que nunca: lo dejó todo para crear una comunidad donde poder criar a su bebé. En lo alto de la montaña y cerca del mar construyó, junto a personas que compartían valores parecidos a los suyos, un espacio cálido y acogedor con casitas de madera y piedra.

Es entonces cuando se dieron cuenta de que la danza era mucho más que una suma de movimientos y técnicas estéticas. Era la fuerza interior de ambas luchadoras, estuvieran donde estuvieran, era su forma de expresarse ante la vida.

Durante siglos y siglos y siglos habían caído en el mismo error de desear lo que no tenían, de querer y no arriesgar. El mismo sueño les aparecía a las 00:00 de cada 29 de abril de la historia de la humanidad. El mismo sueño que unía los dos cuerpos de mujer en un mismo ser con dos caras:

Neferet sueña que vive en Madrid y se dedica a lo que siempre a soñado.
   
Lana sueña que vive en Río de Janeiro en lo alto de la montaña y cerca del mar.

El 26 de abril del 2020, tres días antes de que llegase el día del sueño y en medio de una pandemia, a ambas se les ocurre compartir la idea con la que habían estado soñando durante años con una joven cuentacuentos que, por fin, las libera de la jaula.

Jamás volverán a soñar con otra vida. No habrá miedo que les impida coger el camino que realmente desean, pues poseen lo más valioso del mundo: los abrazos bonitos de un hijo que dispara el corazón de una madre.


Pedido anónimo bajo el seudónimo de Lana

"1. La protagonista se llama Neferet.
2. Su objetivo en la vida es mantener los valores humanos que sus padres le han inculcado. 
3. La dificultad del personaje es sentir que vive en una época que no le corresponde. 
4. En algún momento Neferet conoce algunas personas con valores parecidos a los suyos. 
5. Crearán una comunidad en el alto de una montaña y cerca del mar. Construirán un espacio cálido y acogedor con casitas de madera y piedra. 
6. El final del cuento será esperanzador. 

¡¡¡Diviértete!!! 

Muchas gracias por tu iniciativa :)"

viernes, 8 de mayo de 2020

PARECÍA UN VIERNES CUALQUIERA

PARECÍA UN VIERNES CUALQUIERA

Parecía un viernes cualquiera. Salía de clase a las 16:00 en punto para ir a teatro y a las 17:00 venían a recogerme a la puerta del colegio, siempre con una sonrisa, un “qué tal”, un abrazo pegajoso y mi merienda…

La sonrisa me ponía feliz. Me recordaba lo mucho que me apreciaba aquella persona que me venía a recoger todos los días a la misma hora. Me hacía sentir importante, parte de algo.

El “qué tal” hacía que mi mente viajase por los momentos más bonitos, divertidos, tristes o coléricos del día. Viajaba al instante en el que mi profesora me había dicho lo bien que me quedaba mi nuevo corte de pelo. Me transportaba a la guerra de cosquillas con mi mejor amiga. Me llevaba al pañuelo de papel lleno de mocos y lágrimas después de haber tropezado en el patio. Me desplazaba a la rabia que sentía cuando alguien no me comprendía.

El abrazo pegajoso me llenaba de amor pero me daba vergüenza que mis amigos lo vieran y me apartaba para disimular que me encantaban los abrazos. He de confesar que desearía quedarme eternamente en uno de ellos, en el más pegajoso de todos, en el abrazo pegajoso chicle de melón con pica- pica.

Mi merienda me devolvía la energía que había gastado jugando a lo que nos proponía nuestra profesora de teatro… Siempre algo inesperado e impredecible. Nos dábamos duchas de energía creativa. Hacíamos el saludo al sol todos juntos. Jugábamos al “ji, ja, jo”, cada vez con más precisión. Saltábamos, hacíamos la croqueta por el suelo, corríamos, volábamos… Poníamos música y bailábamos a lo loco, dejándonos ser, permitiendo que el cuerpo explorase nuevas calidades de movimiento. Nos transformábamos en animales salvajes o piratas o dragones o astronautas o mosqueteros o héroes o pastores o fugitivos… Le dábamos la vuelta al mundo subidos a una alfombra mágica. Nos inventábamos una historia entre todos para poder encarnarla por medio de improvisaciones. Montábamos espectáculos con presentadores, actores profesionales y público. Nos dábamos abrazos colectivos, hacíamos promesas de corazón y compartíamos lo que habíamos aprendido juntos. Cada vez nos queríamos más y nos lo demostrábamos a través del respeto y el cuidado. Gastaba muchísima energía y, por eso, necesitaba mi merienda.

Parecía un viernes cualquiera pero no lo era. De eso me doy cuenta ahora. Ahora que los viernes han dejado de ser viernes. Ahora que no vienen a recogerme porque no salgo. Ahora que no hay clases de teatro y tampoco meriendas como las de los viernes a las 17:00 en punto.

Me he dado cuenta de que no sólo se aprende en la escuela. Que se aprende siempre que se observa y, sobre todo, cuando se tienen en cuenta los detalles más pequeños.

He aprendido que las sonrisas son regalos y que sirven para alegrarles el día a las personas que tienes a tu alrededor.

He aprendido que no siempre salen sonrisas. A veces, uno se siente enfadado, triste o avergonzado y es igual de maravilloso. No hay emociones “buenas” o “malas”, lo importante es respetar cómo me siento yo y cómo se sienten los demás. Para eso está el “qué tal”, para saber si mamá necesita una sonrisa, un chiste o un abrazo pegajoso chicle de melón con pica- pica.

He aprendido que las cosas cuestan trabajo, esfuerzo y tiempo. La deliciosa merienda de los viernes que me prepara mi abuelo es fruto de horas de trabajo, un trozo de bizcocho de chocolate hecho a mano no cae de un árbol. Tampoco las manzanas ni las calabazas salen de un día para otro, ni la sabiduría de mi abuela aparece de repente, ni las casas se construyen solas, ni mis padres se quieren de la noche a la mañana… Todo es cuestión de tiempo. Y, por eso, desde ahora voy a exprimir hasta el último segundo.

He aprendido cuál es el verdadero secreto del teatro. Lo que creía que era diversión se ha convertido en salvación. El teatro me ha enseñado que puedo volar sin alas, que le puedo dar la vuelta al mundo sin moverme del sofá, que puedo sentir el cariño de mis mejores amigos aunque estén lejos, que puedo ser lo que quiero ser, que puedo aprender de todas las emociones, que la poesía se esconde en cada mirada y la música suena cuando me dejo querer, que le puedo hacer cosquillas a la vecina del edificio de en frente, que puedo hablar con los animales y pensar como otras personas si realmente me concentro, que hay una infinidad de mundos dentro de cada uno y que nunca está de más ponerse en el lugar de los demás… solo necesito imaginación. Eso es el teatro: lo que transformas en la realidad mientras juegas a imaginar.

He aprendido que nunca se deja de aprender.

He aprendido a ser más agradecido, a valorar lo que tengo antes de perderlo.

He aprendido a que no existen los “viernes cualquiera”. Todos los viernes de mi vida son diferentes y, por ello, especiales. Son especiales por todas las personas que me recuerdan que la vida es una aventura maravillosa.


Este cuento es un pedido especial para mis alumnos de teatro de la escuela Ponce León. Mis pequeñines con brillo en los ojos, travesuras bajo la manga y corazón puro. Forma parte de un proyecto de arte- educación de la compañía Residui Teatro (programa CES de Erasmus +), centrado en crear "PUENTES" entre la comunidad y el teatro, utilizando el arte como herramienta de transformación personal y comunitaria. Gracias a Viviana Bovino por llevar a cabo este tipo de iniciativas que considero necesarias para el crecimiento de la sociedad.








martes, 5 de mayo de 2020

LO QUE SÍ PUEDO AFIRMAR

LO QUE SÍ PUEDO AFIRMAR

¿Podría salir Superman a hacer la compra? ¿Tendría que desinfectarse el traje Catwoman? ¿Se lavaría las manos el Joker? ¿Saldría Hércules a aplaudir a las 20:00 en punto? ¿Le ayudaría Spider-man a hacer los deberes a su hija? ¿Se aguantarían Asterix y Obelix encerrados durante tantos días?¿Podría Pitágoras resolver la ecuación de esta situación? ¿Utilizarían Yoda y Darth Vader guantes para luchar con sus respectivos sables de luz? ¿Descubriría Indiana Jones el origen de la “corona”? ¿Podría Doraemon encontrar la solución a esta pandemia dentro de su bolsillo mágico? ¿Le pediría Aladdin al genio de la lámpara que el virus desapareciera? ¿Nos ayudarían los cuatro fantásticos a realizar los servicios a domicilio? ¿Se ocuparía Hulk de construir los hospitales que nos hacen falta? ¿Podría Jack Sparrow orientarnos con su brújula mágica? ¿Nos otorgaría Son Goku su poder de ganar más fuerza tras una derrota?

Todas estas cuestiones se quedarán en posibles, en condicionales, en hipótesis. No sé lo que harían cada uno de los héroes que he mencionado. Lo que sí sé es que todas las madres y padres que conozco se están rompiendo la cabeza para ingeniar nuevas estrategias de entretenimiento para los más pequeños de la casa. Lo que sí escucho es el aplauso diario como agradecimiento a todo el esfuerzo que estamos haciendo cada uno de nosotros. Lo que sí veo es la infinidad de alternativas que estamos creando para sobrellevar la dificultad. Lo que sí puedo afirmar es que vivo rodeada por héroes y heroínas que día a día me demuestran el poder de la superación a través del esfuerzo, la constancia y el amor.


Pedido de Sebastián Lorenzo

"Los héroes en época de coronavirus".




lunes, 4 de mayo de 2020

DESDE MI VENTANA

DESDE MI VENTANA

Mi nombre es Hugo, vivo en un tercero y desde mi ventana veo la habitación de Lola. Esto último lo descubrí el día que me dijeron que no podía salir de mi habitación porque me habían detectado coronavirus. Dicen que cuando la vida te cierra una puerta, se te abre una ventana… Y así fue.
Mi primera lágrima de impotencia deslizaba traviesa por mi mejilla cuando, de pronto, escuché la voz más dulce del mundo. Era ella, sentada en su balcón minúsculo repleto de adornos, colores vivos y plantas. Su voz, acompañada por un pequeño ukelele, fue capaz de transformar mi impotencia en admiración.
Desde aquel día, mi deseo por descubrir más sobre mi salvadora fue creciendo. Siempre me sorprendía con algo nuevo, era una caja de sorpresas sin fin.
Se le ocurrió pintar las paredes de su habitación. Las empezó a llenar de mariposas, mares, lunas, espirales y árboles. Cada forma cobraba vida en mi imaginación, llenando mis noches de paraísos tropicales, bosques profundos, rincones desconocidos… por explorar junto a ella, viajando sobre una mariposa gigante, observándolo todo desde lo más alto, desde la cima de los sueños.
Le encantaba mirarse al espejo. Se sentía poderosa, juguetona y libre. Deformaba su cara hasta dar con la expresión más extraña y se reía a carcajadas, se ponía seria y fingía estar furiosa, se ponía a llorar o le daban “ataques bailongos” y no paraba hasta que una voz le gritaba desde el salón: “¡Lola, a aplaudir, que ya son las ocho!”. Sí, sé que se llama Lola por todas las veces que su madre le llama para aplaudir, comer o reunirse con todos en el salón. Es en esos momentos cuando me la imagino disfrutando con su familia, o discutiendo, haciendo trampas al parchís o viendo las noticias, vacilando a su hermano pequeño, abrazando a su madre o escuchando las historias de su abuela…
Me hace feliz ver a Lola feliz. Me hace feliz ver a la gente unida. Me hace feliz pensar que esto de parar el tiempo hace que valoremos los pequeños detalles que en el día a día pasamos por alto. Me hace feliz que el planeta se tome un respiro, sentir que se está curando un poco. Me hace feliz que la gente se esté planteando preguntas. Me hace feliz el silencio en las calles, la paz que se respira en el barrio.
Ella me ha enseñado que la vida no tiene tanto que ver con el “dónde”, sino con el “cómo”, que todo depende de las gafas con las que miras el mundo y que no hay nada que no podamos enfrentar con creatividad, humor e imaginación.
Entre mis manos sostengo el cuaderno amarillo en el que escribo a diario todas aquellas cosas que me están enamorando de Lola, todo lo que me enseña y me hace sentir. No sé cuánto tiempo seguiré aquí, el caso es que ya no me importa. Cada vez que miro por mi ventana se para el tiempo. Y en ese oasis atemporal me divierto pensando en la reacción de Lola cuando le regale el cuaderno amarillo.


Pedido de Lola Megias

"1. Amor en período de confinamiento.
2. Desde una ventana.
3. Una de las protas es Lola.
4. La madre de Lola le grita desde el salón que vaya a aplaudir cuando llegan las 8 de la tarde. 
5. Final abierto".

domingo, 3 de mayo de 2020

ÉRASE QUE SERÁ

ÉRASE QUE SERÁ

Érase una vez un mundo limpio donde se podía respirar aire puro, donde se podía caminar descalza por las calles sin pisar chicles ni cristales, donde no hacía falta lavarse las manos antes de cada caricia, donde era placentero reciclar, donde las esquinas no olían a pis, donde la gente no dudaba al sentarse en los asientos del metro, donde las cucarachas eran fanáticas de la limpieza, donde los coches funcionaban con el perfume de las flores más hermosas, donde los productos de alimentación no contenían añadidos, donde ser indigente era una decisión causada por la belleza de las ciudades, donde el cuidado de la tierra era asignatura troncal en la educación, donde las moscas comenzaron a cantar ópera por puro aburrimiento, donde los pedos eran gratas sorpresas y los eructos congratulaciones, donde hacía frío en invierno y calor en verano, donde se utilizaba el agua necesaria para lavar y la energía necesaria para vivir, donde solamente existía un médico por falta de pacientes, donde en vez de mocos se tenían cosquillas y en vez de alergia esperanza...


Pedido de Marga Rodríguez 

"1. El cuento empieza con: Érase una vez un mundo limpio...
2. Cuenta una pequeña historia sobre un mundo limpio.
3. Después de leer la historia te queda la sensación de que las cosas irán a mejor.

Gracias pequeña Ilargi, eres un cielo..."